sábado, 5 de febrero de 2011

Texto de presentación de antología poética

"ALLÁ DONDE SUENAN LAS TROMPETAS"
TALLER CHARLES BUKOWSKI

Por Mónica González Velázquez


Entre las formas métricas que más me llaman mi atención, puedo nombrar el verso de largo aliento o canto para los antiguos griegos, quienes adoraban a sus divinidades mediante cantos. El canto es una composición de tono elevado, llevada a su máxima expresión en la literatura religiosa; como ejemplo “El Cantar de los cantares” de Salomón. La poesía se desboca y en la pericia del poeta, es que cobra sentido. Me remito a este antecedente para dar pie a lo que hoy nos reúne, la presentación de la antología poética “Allá donde suenan las trompetas” compuesta por una decena de poemas de largo aliento, escritos por los asistentes al taller Charles Bukowski. Dirigidos por Sergio García Díaz, este taller cuenta dos años de existencia, y muchos más que vienen en camino. La creación literaria requiere de un gran esfuerzo intelectual, así como certeza y dirección; lo cual va muy de la mano con la promoción y muchas veces con la autopromoción. Este taller trabaja en estas dos vertientes y lo hace decorosamente, una muestra de ello es esta antología donde la diversidad de voces nos habla de la importante misión de este colectivo.

Uno de los poetas vivos que más admiro, es Saúl Ibargoyen, quien trabaja la poesía de largo aliento de una manera impecable; el encabalgamiento de los versos es una de sus principales herramientas y con ello genera reacciones externas, como la falta de aire al leer sus textos. Cada sesión de trabajo en el taller del maestro Ibargoyen, me preguntaba si alguna vez yo podría conseguir efecto semejante, años más tarde entendí que la poesía tiene mucho de técnica, pero también de alma. Entremos pues, al cuerpo del libro. Busquemos su alma.



- En el texto de Héctor Marat, Sobre la tierra, precipitado, la existencia del alma se cuestiona a través de los sentidos. Cito:


A un ritmo que obedece un parpadeo

comienza el inacable rodar

entre humos

y ceniza de flacos y taciturnos viciosos.


- Daniel García Solís, en Siete días en el paraíso, ejerce de manera relevante su licencia poética y decide que el alma es carnal. Cito:


Que ganas de colgar mis húmedas palabras

en el tendal de tu boca

y morder tu labio inferior prudente y sensual.

Que hermosa luces ahora, así con tu pelo suelto

esparcido por el aire.

Quedémonos abrazados en una eternidad

de piedra hasta el alba.


- Sergio García Díaz en El reino de esta mañana, nos barajea a los personajes de una ciudad moribunda, en una suerte de lotería. Como anteriormente se dijo, la poesía se desboca y en la pericia del poeta, es que cobra sentido. Logro identificarme con los versos de Sergio, quien le canta al cotidiano encanto de la realidad que nos toca vivir diariamente. Cito:


Y ahora que hacemos con la violencia que nos ha crecido

con el peregrino, con el cojo, con el padrote, con el paria,

con el desempleado, con los vendedores ambulantes,

con los niños de la calle, con el señor de los cielos,

con la caca de los perros,

con las enfermeras, con las hojas de afeitar

que caen del árbol

haciendo del pavimento un hospital

de hojarasca abandonada.


- Javier Serrato Vargas, en su texto Abuela Catalina, rememora los parajes bucólicos de su infancia, los juegos y los cariños cercanos; el recuerdo de su abuela, es la materia de sus versos. Cito:


Escucho el eco de tu voz

tu sonrisa de mujer invencible la tengo presente

me ha acompañado

por largos caminos

del aprendizaje.

Recuerdo las palabras

dulces que almacené

en mi cerebro

por ti conocí las inmensas zirandas y las higueras.


- Verónica Nuñez Abad, con El silencio del relámpago, le canta al desencanto, a la desesperanza, a la fe ciega de los creyentes. El amor también es un acto de fe. Cito:


La desesperanza es un viejo enjuto

que flagela moscas.

Moscas de piel militar

moscas de injusticia embarazada

vomitan críos alados

mutantes con umbilicales de metralla:

cojamos,

tengamos un hijo

que sea policía, diputado, presidente

que gobierne pendejos, de pelos entre las ingles

donde pasaran las horas y el silencio.


- Alberto Vargas Iturbe, recrea en El pavorreal, una poesía fálica. El poeta mira y admira la belleza femenina y gracias a ello, es que la voz rompe el silencio de todo tabú, utilizando un lenguaje colorido y coloquial. Cito:



...he tejido sueños, fantasías, verso destacados,

mi ego es grande,

soy poeta chingón,

me siento saltar de un árbol a otro

comiendo diversidad

de frutos como los macacos y los changos.

...Graneando llena el buche el hermoso pavorreal

pensándolo bien

mi fistulo es tan bello como el ojo del pavorreal...


- La nueva casa de Betty Zohar, de ritmos monocordes, es la esencia de lo divino. La poesía de Filadelfo Sandoval, presupone un canto a la deidad encarnizada y con nombre de mujer. Cito:


Betty Zohar

esplendorosa mujer sacerdotisa

de los hervideros zodiacales

hermosa misionera del destino

a quien las vides y el mar reclaman

un pedazo de existencia

siempre tendrás un faro luminoso

sobre tu cuerpo de mármol

porque sabes aliviar

al viento herido de nostalgias...


El canto, forma viva que hoy nos reúne, se vuelve métrica del conjuro apenas devienen las palabras a las manos de Jessica Adriana Gómez, con su texto Mujer nube, atisba en la poética de lo femenino. Canta al igual que Filadelfo, a un ente superior “La diosa blanca”, madre de la tierra y de los hombres, la fecunda tierra virgen de la palabra en el verso largo: La poesía. Cito:


Eres tierra fértil,

sangre, la guerra

en el silencio del mar.

Haz un mundo henchido

donde quepas en espacios

compartidos:

más allá de los muros silenciosos,

más allá del espacio de una blanca hoja,

más allá de los libros desgastados de tantos ojos,

más allá de las metáforas hechas...


Acorde al título de esta antología, presumo que el poeta arrastra sus dolencias, para quizá regodearse en el canto de las trompetas. Trompetas de fuego que trazan verticales sonidos desde el lamento.


- El trabajo de Ezra Ailec, El abismo onírico que no comprendemos, hace mención a Príamo, personaje de la mitología griega, rey mítico de Troya en la época de la guerra. Ezra a través de estas referencias, nos dicta sentencias que vienen de parámetros sordos y es que la existencia le reclama al dios de los muertos, su negligencia para con los vivos. Cito:


Te pronuncio con un niño muerto dentro de mí

lamo tu sangre seca como para que despiertes

guardo el fuerte olor de tu rostro en mi hombro

acaricio tus pies, en el frío de la habitación me retiro.

La miseria es bella si se comparte. Como

Príamo besa la mano de lo que te destruye.

sueña el que agoniza, inmerso entre nidos:

la carne ya fría, atorada entre el hierro

y los ojos abyectos allende el sueño.


Con la mano en alto y la voz en alto, Roberto Romero Aguilar cierra este libro con Luna de sangre, en sus versos reconozco la caótica realidad de mi ciudad, el miedo del que atraca, el miedo del atracado, el rostro de la humanidad hecha girones. Cito:


Entre multitudes vemos los años perdidos

con la promesa hecha nudo

con la desesperanza de estar embarrados

en la autodestrucción

perdidos en laberintos

rezamos a San Judas Tadeo y a la Santa Muerte

porque es más neta que los sermones.


En la mesa de disección, no sólo leemos palabras: hayamos un bosque de abetos, creciendo al margen del caos, pues este se vuelve materia prima de los versos que componen este trabajo colectivo. La voz del poeta ha cantado tanto, que parece estar nuevamente vacía. Pero no hay de que preocuparse pues nuevos versos se gestan, mientras la ciudad duerme. Ante palabras tan fuertes y significativas, ya poco importa el mejor comentario, mejor es el silencio de las trompetas.

Colonia Guadalupe Tepeyac.

Barrio de sumo fervor Guadalupano,

a 14 de enero de 2011.

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