sábado, 16 de mayo de 2015

Radiopoemario:trance poético-experimental en vivo (sesión 13 de mayo)


Nunca me han gustado los juicios determinantes, cuando leo los ensayos de mis contemporáneos, siempre me encuentro con que “Las manifestaciones artísticas del siglo XX marcan la búsqueda de nuevos medios y valores de expresión y transgreden las formas establecidas de representación”. Tras la experiencia de haber colaborado en la organización del Festival Poesía en Movimiento. Recitales poéticos en el METRO (2011-2012), quizá les dé la razón a los teóricos, pues me impactó el efecto que obtuve presentando recitales en pleno pasaje Zócalo – Pino Suárez, donde el uso inesperado del espacio público, marcaba esa búsqueda de nuevos medios que transgreden las formas establecidas. Al finalizar ese proyecto, me enfoqué hacía la exploración de propuestas experimentales (siempre con la conciencia de que el poema escrito, debe sostenerse por sí mismo), así que tuve que buscar foros que fueran aptos para la presentación de éstas poéticas; las cuáles se desarrollan a través del cuerpo, la voz y el ritmo, pero mayormente a través del uso de la tecnología.
 
Así pues, después de cinco meses del ciclo que presentamos en las instalaciones de Radio UNAM. Arrancamos un nuevo mes, con la presentación de dos proyectos disímbolos, pero afines en el recurso de la sonorización.

Raúl Motta + José Pisil, presentaron la pieza "Tesmoforias". Paisaje sonoro de fondo para los versos de Motta. Dualidad concreta. 




Raúl Motta

José Pisil


Tesmoforias

El ritual del fuego en ciernes,
Es el sendero a Eleusis,
El taciturno tímele,
En la piel de la subterránea Proserpina.
 

La incólume luz transfigurada,
En abigarradas ráfagas de noche,
En el bifurcado Telésforo inmemorial,
En las jadeantes Erinias que suelto sobre tu boca.
 

El manto fino de Erebo,
Esconde los secretos flamígeros de un grito apagado,
De tus invocaciones fallidas,
Del ritual que fracasa:
Pero resucita, se encarna, comienza de nuevo.


Luego nos trasladamos a la música de rap con "Proyecto colores" (Ruidos, hip hop pop, jazz, funk, Spoken word y rap). Flow de vidas encontradas, historias dispersas con un fin común: convivir. Kadmiel Said Abad y "Proyecto colores". Comparto vídeo.



Noe "9": teclado, Kadmiel: Spoken, Eduardo Curiel: guitarra, Charly: bajo.



Con Mónica González Velázquez, directora de miCielo ediciones y curadora del ciclo.


Con Antonio, nuestro ingeniero de audio, vídeo, iluminación.

jueves, 14 de mayo de 2015

"Palabras a ojos cerrados" Panorama actual de la poesía en Ecuador



Mtro Augusto Rodríguez




La muchacha es herida, el dolor a su hermosura es herida
Gonzalo Rojas



1. Panoramas necesarios

Toda palabra contiene un mundo. Cada poema es un mundo. Nadie puede renegar del mundo y menos los poetas porque en cada poeta habitan miles de mundos que van saliendo, algunos con la fuerza de un huracán, otros con la lentitud y la precisión de un cirujano. Ningún poema puede renegar del mundo, menos el lenguaje que crea y recrea el mundo que vivimos, menos la palabra que se escribe desde la sangre. El poema puede ser una muerte incompleta, pero a veces puede ser la vida misma la que escupa a la muerte por sus ojos de fuego. No hay otra salida, no hay otro regreso. El gran poeta chileno Gonzalo Rojas en una entrevista que le hice para la revista El Quirófano dijo: “Yo no creo que la palabra tenga que nacer de mentes sórdidas o confundidas que solo confundan la poesía. La palabra debe ser un ente vivo y solo escribir desde la sinceridad y de lo que te fue dado. No busquen otras cosas. Hay que ser honesto, sincero, verdadero con uno mismo, me entiende, real”.

Las antologías o selecciones poéticas siempre serán bienvenidas porque nos muestran círculos que otros no pueden ver. Nos dan panoramas desde la ceguera que vivimos. Nos dan un rastro, una huella, un signo que los detectives o asesinos todavía no encuentran. No creo que las antologías sirvan para legitimar a nadie. No debe ser el objetivo. Nunca debe serlo. Las antologías sirven para mostrar, para descubrir; no para perpetuar, ni para señalar. En el Ecuador como en todos los países de Latinoamérica se vive el fenómeno de las antologías. Muchas de estas valiosas e importantes antologías han salido o están saliendo en el Ecuador por parte de poetas, narradores, críticos, grupos literarios, talleres. Se me vienen a la mente las antologías de Jorge Enrique Adoum, Edwin Madrid, Cecilia Ansaldo, Diego Velasco, Fernando Iturburu, Fernando Balseca, Xavier Oquendo Troncoso o de Aleyda Quevedo Rojas, entre otros.

El gran escritor y poeta argentino Jorge Luis Borges decía sobre el tema de las antologías: “Nadie puede compilar una antología que sea mucho más que un museo de sus Simpatías y Diferencias, pero el Tiempo acaba por editar antologías admirables. Lo que un hombre no puede hacer, las generaciones lo hacen…No hay antología cronológica que no empiece bien y no acabe mal”. Concuerdo plenamente con estas palabras.


2. Una antología necesaria

La presente antología Palabras a ojos cerrados es una pequeña pero ya básica muestra de 20 poetas ecuatorianos del siglo XXI. He podido a lo largo de los últimos años investigar, leer, conocer, debatir, reseñar, dialogar con la gran mayoría o casi todos los poetas jóvenes de este país. Muchos de los poetas de este libro han pertenecido o pertenecen a varios grupos literarios del país como lo son: La Esponja en Cuenca; Fe de erratas en Quito; Buseta de papel y El Quirófano. Todos estos poetas pertenecen a la última poesía del Ecuador y son parte de mi generación. Ellos escriben, editan libros, revistas, publican sus poemarios o libros dentro y fuera del Ecuador, ganan premios, son traducidos a varios idiomas, viajan a ferias o a encuentros literarios de toda Latinoamérica. A pesar de esto sus poéticas y libros todavía no gozan del suficiente espacio ni difusión. Por eso es mi interés de publicar esta antología que contiene a 20 poetas ecuatorianos del siglo XXI (me faltan varios poetas más pero por espacio no están en este libro), ya que son la realidad literaria y poética del país.


3. Nuestra gran tradición poética

La poesía ecuatoriana como cualquier otra poesía en Latinoamérica ha vivido y vive su propia metamorfosis. Sus cambios y regresos. Sus altas y bajas. Para de algún modo entender este proceso quisiera hacer un breve repaso sobre algunos momentos importantes de nuestra poesía. Empezaré este viaje con La Generación decapitada, poetas nacidos a fines del siglo XIX, que con sus obras dieron el puntapié inicial a la poesía contemporánea del Ecuador del siglo XX. Destaca la figura del quiteño Arturo Borja (1892-1912) pero sobre todo el guayaquileño Medardo Ángel Silva (1898-1919). Fueron poetas que escribieron sobre la muerte y que se debatieron entre la incomprensión social y la aristocracia de esos años. Poetas que murieron muy jóvenes debido a suicidios y otros motivos de diversas índoles. Posteriormente es significativa la presencia del manabita Hugo Mayo (1898-1988), primer vanguardista ecuatoriano. Creó una obra muy distinta de su época y unas revistas que tuvieron poca circulación pero que dialogaba con el resto de Latinoamérica entre ellas Síngulos y Motocicleta, que colaboraron autores como Huidobro, Borges, Neruda o Apollinaire.

Antes que culmine la primera mitad del Siglo XX, arriban los mayores poetas de la poesía contemporánea del Ecuador, tales son el caso del gran Jorge Carrera Andrade (1903-1978), Alfredo Gangotena (1904-1944), Gonzalo Escudero (1903-1971), de ahí tenemos la obra extraordinaria de César Dávila Andrade (1918-1967). Luego de esta generación se experimentará un vacío en el panorama literario, el mismo que sólo veinte y treinta años después tratará de ser llenado con la aparición de grupos (Elan en Cuenca; Madrugada de Guayaquil) y con voces más individuales, de las cuales quizá las más conocidas sean hoy las de Jorge Enrique Adoum (1926-2009), Rafael Díaz Icaza (1925) y Efraín Jara Idrovo (1926). Posteriormente se suman voces novedosas y muy personales que tal vez no han tenido la debida promoción y difusión a nivel internacional como es el caso de Carlos Eduardo Jaramillo (1932), David Ledesma Vázquez (1934-1961), Euler Granda (1935) y Fernando Cazón Vera (1935).

De ahí aparecen varios grupos y revistas donde se agrupan nombres significativos entre ellos los Tzántzicos, Club 7, La Pequeñalulupa, Tientos y diferencias, Contextos, La Mosca Zumba, Matapiojo, Balapalabra, sobre todo La Bufanda del Sol en Quito y el Grupo Sicoseo en Guayaquil. De estos formarán parte poetas como Ileana Espinel Cedeño, Humberto Vinueza, Sonia Manzano, Iván Egüez, Javier Ponce, Fernando Nieto Cadena, Huilo Ruales, Jorge Martillo, Iván Carvajal, Edwin Madrid, Paco Benavides, Diego Velasco, Fernando Iturburu, Ramiro Oviedo, Hugo Salazar Tamariz, entre otros. Otros nombres interesantes de la última poesía ecuatoriana son Roy Sigüenza, Aleyda Quevedo Rojas, Alfonso Espinosa, Julia Erazo Delgado, Marialuz Albuja, Ana Cecilia Blum, Carlos Vallejo, Xavier Oquendo Troncoso, Pedro Gil, Carlos Garzón, Paúl Puma, Juan Secaira, Freddy Peñafiel Larrea, entre otros.

4. Sin padres literarios e invisibles

El Ecuador es un pequeño país en territorio pero rico en manifestaciones culturales y literarias no consta en el gran debate y el diálogo de la literatura universal. Pienso que los nuevos poetas del Ecuador no tienen (como no tuvieron tampoco las anteriores generaciones literarias) grandes padres literarios. Hemos tenido eso sí poetas importantes como lo mencione en el tercer punto, pero no tienen el peso universal que sí tienen un Pablo Neruda en Chile o un César Vallejo en Perú, por ejemplo. En el Ecuador no tenemos todavía ningún Premio Nobel de Literatura, ni un Premio Cervantes, ni siquiera un Premio Reina Sofía de España. Pero, sin duda, hemos tenido buenos poetas. Ecuador es un país donde la poesía fluye con naturalidad y se la trabaja todos los días. Cuenta con poetas de gran imaginación, versátiles y de gran talento. Pienso que los nuevos poetas del Ecuador están siguiendo la posta de sus antecesores y lo están haciendo muy bien. Tengo fe y esperanza en la obra literaria de los poetas de esta antología. El tiempo tal vez me dará la razón o tal vez no. Por el momento quiero creer que el Ecuador será un nuevo y fortalecido exponente de la nueva poesía en español del siglo XXI.


5. Los grandes temas y los que faltan

Los nuevos poetas del Ecuador (sobre todo los de esta muestra) trabajan y se sumergen en los grandes temas universales como lo son el amor, el tiempo, la muerte, la vida, Dios, etc. Escriben con fuerza, rabia, con dolor. Trabajan la palabra con un gran compromiso. Tenemos a poetas que trabajan el tema del caos de la ciudad y de la urbe como Alexis Cuzme, Víctor Moreira Sánchez o Edison Lasso; el amor, el erotismo y el desamor visto desde varios ángulos como Siomara España, María de los Ángeles Martínez, Franklin Ordóñez, Laura Nieves o Adolfo Santistevan López; la muerte y el dolor en todo su esplendor como Carolina Patiño, Rocío Soria, María Fernanda Campos, Raquel González; el humor negro como Alex Tupiza, Rafael Méndez Meneses, Andrés López Rodríguez; el surrealismo y la imaginación como Luis Alberto Bravo o Dina Bellrham; el lenguaje, la musicalidad y el rigor como Tyrone Maridueña, Giovanni Salvatore Bayas o Lucero Llanos Orellana. Cada antología es una apuesta. Es una elección arbitraria. Es una visión subjetiva y personal. Los poetas de este libro responden a distintas vertientes y raíces. Mi interés es que se conozca más de su obra a partir de la lectura de sus textos. Entre muchos poetas de esta generación (que es mi generación también), traté de hacer con ellos un paneo o una muestra de la diversa poesía que se está escribiendo en el Ecuador. Me hubiera gustado poder incluir a más autores, como por ejemplo: Jairo Estacio, Xavier Hidalgo Cedeño, Natalia Enríquez Pozo, César Eduardo Galarza, Cristian López, Carla Badillo Coronado, David Guzmán, Mercy Carmona, Cesibel Ochoa, Tamara Acosta, entre otros.

Siempre he creído que hay que escribir desde lo que conocemos y lo que nos tocó vivir. Desde las palabras heridas de muerte, desde los ahogados, de los desiertos disfrazados de serpiente, desde la caída, desde los ríos infectados, desde los virus, desde las pantallas líquidas, desde la ternura y el amor por nuestros muertos. Todas las miradas y todas las voces son bienvenidas para mirarnos al espejo y recordar el paso del tiempo y de la muerte. Nada es fácil. Las armas están sobre la mesa. Creo que la nueva poesía del Ecuador va por un buen camino. Sigamos.


Augusto Rodríguez
Santiago de Guayaquil, 15 de enero de 2015


Notas y biografías:

1. MADRID, Edwin: Antología, La poesía del siglo XX en Ecuador. Visor, Madrid, España, 2007.
2. ITURBURU, Fernando: Jóvenes poetas ecuatorianos: en busca de un nuevo compromiso literario. Revista Letralia, Venezuela, 2008.
3. NIETO CADENA, Fernando: La poesía de Augusto Rodríguez, Editorial La Garúa, Barcelona, España, 2007.
4. OQUENDO, Xavier: I Festival de Poesía Joven Ecuatoriana Naranjal, Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión, Núcleo del Guayas, Extensión Cultural Naranjal, Ecuador, 2007.
5. CUZME, Alexis: Poesía ecuatoriana del siglo XXI. Revista-libro Cyberalfaro # 16, Manta, Ecuador, 2008.



 
Ponencia del Mtro Augusto Rodríguez en la XXXVI Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería de la UNAM, durante el ciclo: "La poesía como manifestación multidisciplinaria en Mexico, Ecuador y Colombia", organizado por miCielo ediciones.


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Augusto Rodrígez (Guayaquil, Ecuador, 1976). Periodista, editor y catedrático. Ha publicado los poemarios: Mientras ella mata mosquitos (2004), Animales salvajes (2005), La bestia que me habita (2005), Cantos contra un dinosaurio ebrio (Barcelona, España, 2007), Matar a la bestia –recopilación- (Guadalajara, México, 2007), La gramática del deseo -recopilación- (La Paz, Bolivia 2009/ Monterrey, México 2009/ Neuquén, Argentina 2009), Voy hacia mi cuerpo (Lima, Perú, 2010), La enfermedad invisible (DF, México 2012), Canto hondo (miCielo ediciones, 2012) y El libro de la enfermedad (Madrid, España, 2013). En cuento: Del otro lado de la ventana (Lima, Perú, 2011). Novela: El cuaderno de K (Lima, Perú, 2011). Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía David Ledesma Vázquez (2005), el Premio Nacional Universitario de Poesía Efraín Jara Idrovo (2005), Mención de Honor en el Concurso Nacional de Poesía César Dávila Andrade (2005) y Premio Nacional de Cuento Joaquín Gallegos Lara 2011. Es uno de los fundadores del grupo cultural Buseta de papel. Parte de su obra poética está traducida al inglés, al árabe, al portugués, al catalán y al francés. Editor de El Quirófano Ediciones. Director del Festival Internacional de Poesía Joven IEC (Ileana Espinel Cedeño).