jueves, 22 de octubre de 2015

TRAVESTIDOS por Odette Alonso

Luis Aguilar,
Travestiario
miCielo Ediciones, 2015
Colección: Voces de la poesía actual 


“Hay impaciencias que parecen dagas”, dice Luis Aguilar en uno de los poemas de este Travestiario publicado por miCielo Ediciones que tengo hoy el placer de recomendarles. “Hay impaciencias que parecen dagas”, dice Luis, y agrega: “Del deseo a la cama hay unos pasos/ y dos buscaban certeza/ en los vaivenes”. Confieso —para nadie será sorpresa— que conozco esa impaciencia y esos vaivenes. Los conozco bajo cualquier pedazo de cielo, sobre cualquier calle de este mundo.




Y a la calle, dice Luis en su Travestiario, se sale con las perlas en los ojos y adoptando la “bravura del arrojo”; las perlas del hambre —todas las hambres— que no son captadas por las instantáneas fotográficas,perlas que llevan en sí “la condición de las tormentas”. Tormentas y pasiones, pasiones tormentosas, bordan las camas y las noches de las que habla este libro. Un gozoso martirologio que sabe a expiación: la expiación a través del placer y la lujuria, “el rostro de otra fe” donde Dios se rememora y se extasía.


Odette Alonso, Luis Aguilar, Mónica González Velázquez
XV FILZ 10/10/2015

El disfraz y la máscara son las pautas de este Travestiario donde, como en la vida, el cazador y la presa confunden sus nociones, intercambian papeles: no se sabe cuál es cuál en esa impermanencia de los cuerpos, ese tomar y siempre irse que es costumbre irreparable del comercio carnal: el que estuvo no volverá mañana, el que se fue no regresa.

Llevar ese mundo a la poesía es uno de los logros indiscutibles del Travestiario de Luis Aguilar. “Ni sombra bajo el maquillaje/ ni cicatriz de sal entre mis piernas”, es su grito de guerra. O aquel que afirma con deleite: “Muerdo una carne que no es mía […] y es deliciosa”.
Si bien Muchachos que no besan en la boca, libro complementario de algún modo de este Travestiario —éstos son secretos que sabemos (y revelamos) los amigos que tenemos la suerte de conocer los procesos creativos de Luis—, era una especie de bitácora de viajes con un lenguaje más directo, abiertamente testimonial, al que Alicia Gutiérrez Romo llamó periodismo poético, en Travestiario hay que sumergirse en un tropo que es como la nocturnidad que describe: clandestino, paralelo, ilegal. Ése es otro de los logros de este libro.
Hay que destacar la hermosa realización de Mónica González Velázquez y miCielo Ediciones en el diseño del cuaderno, que es, como todos los de esta editorial, una obra de arte, un libro objeto que podrá usted acariciar con la misma lujuria con que lee sus poemas, buscando la pasión en esos intersticios que unen los versos y las líneas del dibujo, los trazos visibles y los ocultos, los imaginados.

“Hay mares que se parecen mucho al extravío”, dice Luis, y ya sabemos que en los extravíos no hacemos más que reencontrarnos. Los de Travestiario son poemas de hallazgo y de supervivencia, de las batallas y del paisaje que queda después de ellas, de lo que sobrevive a la “noche ciega de felinos”, de lo que hallamos tras las máscaras y el maquillaje. Porque qué somos todos, en definitiva, cubiertos por estos aparentemente apacibles y conocidos disfracesde la cotidianidad sino eso, justo eso: travestidos.


Odette Alonso
XV Feria del Libro del Zócalo
10 Octubre de 2015